viernes, 7 de junio de 2013

Aprende tu también.


Y va otra hoja arrancada del calendario, octubre a diciembre. Enero, febrero… junio… ¿y ahora qué? ya nada. Ya solo nos queda ir tachando día a día. Ver pasar las semanas, recordando aquellos meses entre abrazos, besos y conversaciones hasta altas horas de la noche. Ver pasar los años, recordando aquel primer cruce de miradas, aquellas pasadas sonrisas inocentes. Sonrisas con ganas de soñar, miradas que pedía a grito ser parte de la vida del otro, conversaciones sin sentido. Daba igual el tema. Lo importante era el simple hecho de hablar. Un “Hola, ¿cómo estás?” hasta un “Ya me tengo que ir”

Te das cuenta de que todo va cambiando o de que todo ya cambió cuando esa persona ya no aparece en esas fotos, cuando ese chat en el que antes se colapsaba ya no tiene absolutamente nada, cuando ya no ves en el móvil aquellas llamadas perdidas de las quedadas con ella en la que llegabas tarde por no saber que ponerte para gustarla.

Ya todo se perdió, nada significa nada. Un besos en la mejilla antes era mariposas en el estómago... ahora mil besos al día es como un cariño entre hermanos. Lo que antes un abrazo te era esas sensación de nerviosismo ahora es abrazo lleno de amistad. Lo que antes era un “Hola amor” que te sacaba la sonrisa más grande que una persona podía sacarte, ahora es un “Hola” y este mismo “Hola” es el que se te hace insignificante, ya que no pides más. No quieres más nada, porque así eres feliz. Tanto tú como ella.

El destino no os quiso juntos. Pero si quiso que juntos supierais que era el amar de verdad.

No llores por aquello que terminó. Sonríe por aquello que sucedió. Eso hace ella. Y créeme a aprendido a ser feliz.

jueves, 23 de mayo de 2013

Mi última nota.

Nunca le dejes. El nunca te dejó a ti.

Ya era la hora. Estaba muy nerviosa, demasiado diría yo. No podía morderme las uñas ya que no me lo permitía la última capa de brillo que le dieron a mi manicura. Tampoco es que yo tuviese esa costumbre.
me observé en el espejo. un último vistazo antes de salir al escenario. ya comenzaba a escuchar silbidos  aplausos y lo que es peor... escuchar al director decir mi nombre ante el micrófono.
salí y me senté; no escuchaba nada, absolutamente nada. cerré los ojos y comencé a tocar. al inicio de la melodía se comenzaba a abrir el telón. Nerviosa. Ya era tarde. Ya solo podía seguir con los ojos cerrados hasta finalizar mi actuación. Aquellas notas, esa melodía... tantos años y aún, como muchos de mis espectadores, me era increíble el hecho de saber el cómo me era posible tocar de esa manera. como expresar mi rabia, mi paz, mi tranquilidad... incluso mis sentimientos más profundos a través del piano.
Lágrima tras lágrima caen por mi mejilla, resbalando por mi cuello y cayendo en las teclas.
Estaba apenada. Sabía que esta sería mi última melodía. Ya no quedaba tiempo, por no decir nada. Poco a poco una presión profunda fue invadiendo mi cuerpo. Dejándome acabar mis últimas notas. Siento mi cuerpo caer, lo último que escucho son los aplausos. y lo último que ven mis ojos son los colores de los focos ocultándose tras el cierre del telón.

      Y ahí llegó mi vida a su fin. En un fa#

miércoles, 1 de mayo de 2013

Te echo de menos.



Esta mañana cuando abrí los ojos… ya no estabas. Ya no estabas cogiéndome de la mano para no dejarme ir. No estabas tocándome el pelo, dejándomelo alocado. No estaba tu olor en la almohada. Ni el sonido de tu respiración fuerte. Ni los besos de cada mañana. Ni esos “deja que siga sonando” refiriéndote a nuestro despertador. Ya no estaba tu ropa tirada en el suelo junto a la mía. Ya las sábanas no cubrían dos cuerpos enamorados. Ya solo uno.
Ya me asomo a nuestro espejo. Ese mismo en el que te gustaba nuestra imagen. Ya solo estoy yo. ¿Dónde estás?
Ya no están tus notas de cada mañana “he salido no tardo” esas notas en las que mentías, porque siempre tardabas. Te distraías con el periódico, te apetecía comprar el desayuno, te gustaba hacerme esperar. O tan solo me despertaba temprano y ansiaba verte.
Pasan las horas, los días, semanas que se hacen meses. Llega el año. Y sigues sin estar.
Sigo yendo a esos lugares, esos en los que nos soltábamos “Te quiero” cada dos por tres. Esos lugares en los que nadie, absolutamente nadie nos veía.
Se perdió todo. Nuestros planes de futuro. Los hijos que queríamos tener, sus nombres, donde queríamos vivir, como me despertarías cada mañana. No teníamos ni la cuarta parte de nuestro futuro planeado y ya éramos felices. Felices con tan solo pensar en un “siempre” entre nosotros.­­­­­
Absolutamente todo se perdió desde aquél día… desde aquél accidente. Todo cambió.

sábado, 27 de abril de 2013

La vida es un parchís.


Aquí me encuentro. no se si en el final de todo lo que llevo recorrido, o quizás en el principio de todo lo que me queda aún por recorrer.
Pensaba que la vida era echarla a suertes; como un dado. si me toca el tres avanzar tres casillas. si me toca el seis avanzar seis casillas y volver a tirar. Pensaba que la vida era decidida. decidida por mi. Pero resultó ser que no. Resultó ser que la vida no tienes que decidirla tu, sino tu propio destino.
También pensaba que el destino tenía decidida tu vida. Y la tiene. pero para llegar a tu meta.. te hace pasar por miles de indecisiones.
esas indecisiones a veces nos pueden confundir muchísimo. Pero... siempre, por muy mal que nos sintamos... siempre encontraremos nuestra recompensa.
La vida no es una oca "de oca a oca y tiro porque me toca" no. La vida es un parchís  Tirar el dado, avanzar el numero de casillas que te ha tocado, pero siempre teniendo en cuenta como van tus otras mismas fichas de tu color. saber cuales han salido, cuales han llegado a su meta, cuales tienen la típica casilla compartida y cuales han sido eliminadas del juego para empezar de nuevo la jugada.
Esa ultima ficha somos nosotros. podemos avanzar, matar, lograr, y para todo esto salir. Pero... siempre es posible que nos maten.
Pero hay una regla: si te matan vuelves a empezar desde el principio.
Así es como encuentro mi vida, como un parchís. que no se como va a empezar, con cuantas oportunidades, cuantos logros y cuantos "vuelve a empezar"
solo se que la suerte siempre estará de mi parte.
solo recuerdalo; La vida es un parchís.